Aviso de Transferencia
Te miro, te pienso, y de cuando en vez recorro tus líneas y en franca inmersión me pregunto qué ocurrirá si no es aire lo que perfunde mis alvéolos.
Y aunque la respuesta parezca evidente, me niego a enredarme en ella y me envuelvo en mis quebrantos disfrazados de búsqueda, me visto de tu piel y sus hendiduras mientras mis ojos piensan otras latitudes.
Me marcho. Me desvelo. Me encojo.
Y los castaños no reparan ni consuelan.
Y como el frío cala los atardeceres, mis huellas se diluyen.
Y toda yo se disipa en la niebla (o al menos lo intenta y se engaña).
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Resulta ser que lugar no es rincón.