Con el mundo entre los dedos

miércoles, 30 de noviembre de 2005

De política (caí igual)


Aunque mi intención era no tocasr el tema político ni las elecciones ni todo eso por estar ya desgastado en grado sumo, no pude ceder a la tentación y heme aquí escribiendo sobre lo que tanto quise evitar.

El resultado de las elecciones de este año me tiene sin mayor cuidado (siempre y cuando se mantenga en la centro izquierda, aunque más cercana a la izquierda que al centro), pero me ha llamado la atención últimamente el tenor de las reazones para votar o no votar por los distintos candidatos: desde "es que es el único que sé que va" hasta "es que es mujer", "es lindo" y "no le tengo confianza"... en fin, hoy escuché algo que me llamó la atención:

"Da lo mismo quién salga, igual vamos a tener que trabajar y los sueldos serán iguales"... Me quedé helada al oirlo y comprendí luego que lo que tanto le pedimos a los candidatos y alos parlamentarios es lo que estamos llamados a inculcar (nos)...

Hablo de rsponsabilidad cívica, de compromiso y amor por la patria no sólo para los partidos de fútbol, sino en las acciones de cada día, en la forma en que encaramos el trabajo o los estudios, en la manera en que nos relacionamos con las demás personas, en los grados de solidaridad social y confianza que alcanzamos.

Me siento fuera de lugar pidiendo que los Candidatos presenten como mínimo un plan global, una visión de país, cuando hay personas que no tienen ni la más mínima idea de qué es la política, de cuál es nuestro carácter soberano como pueblo, de cómo estamos llamados a organizarnos para ser quienes construyamos realmente la sociedad en la que queremos vivir. Me da lata que no seamos capaces de darnos cuenta de que los representantes no son más que representantes y las estructuras las crea el pueblo y no son tan difíciles de cambiar; sólo hay que saber arriesgarse.

En fin... no hay más que aprender este extraño arte de gobernar para y por los demás (y aplicarlo, por supuesto)